La Asociación

Trabajadoras por cuenta ajena, autónomos, funcionarias públicas, miembros de colectivos formales, miembros de asociaciones sin ánimo de lucro, mujeres, hombres, de distintas disciplinas artísticas, gestoras culturales, técnicos de cultura del ámbito rural y del ámbito urbano, de Zaragoza, de Huesca, de Teruel…

PROCURA es diversidad de miradas y de posiciones.

Y esa es su principal virtud: no defender a nadie en concreto y defender a todos y todas a la vez, no representar a un espacio concreto de actividad cultural sino defender los derechos que nos atañen a todas como miembros de una comunidad cultural. En la actualidad somos más de cien personas. Cien personas que representan a muchas más y con las que queremos tejer muchas complicidades, además de defender sus derechos y de consensuar líneas de trabajo.

Llevamos más de 20 años

En los veinte años de andadura del colectivo, PROCURA ha sabido adaptarse a las circunstancias y a los distintos contextos, ha sabido construir comunidad independientemente de las políticas públicas en materia cultural, ha aportado su granito de arena siempre que se le ha querido escuchar, ha sabido denunciar, ha sabido ser un catalizador de las voces de cientos de agentes que no tenían representación ni posibilidades de canalizar sus demandas, ha sabido llenar huecos y necesidades en forma de programas formativos, charlas, talleres, ciclos, premios o construyendo lugares de encuentro. Ha sabido, en definitiva, gestionar los intereses comunes de muchas personas, huérfanas de un colectivo que los representara y que defendiera sus derechos (desgraciadamente desde lo público no siempre se hace).

Gestión Cultural

PROCURA nació en un contexto muy concreto, cuando la figura del “gestor/a cultural” empezó a germinar para convertirse en una profesión, al calor de los másteres de gestión cultural que empezaban a desarrollarse en Madrid y en Barcelona y más tarde en Zaragoza donde PROCURA, por cierto, siempre tuvo un peso específico en su organización.

Hoy los contextos son otros, la profesión ya tiene categoría profesional, (casi) nadie discute su idoneidad a la hora de enfrentarse a proyectos culturales (otra cosa es que apuesten por su figura), hay ofertas de empleos específicas (en la mayoría de los casos, eso sí, mal valorada y precaria), nadie se avergüenza de decir que lo es porque la gente (casi toda) ya entiende lo que es/eres (aunque muchos sigamos teniendo que explicar a nuestro entorno más cercano qué hacemos y aunque nos sigan poniendo caras de incredulidad). Por eso, llegó el momento en que PROCURA tuvo que iniciar la exploración de otros caminos y de otras líneas que recorrer: las necesidades de ese colectivo que poco a poco se iba conformando (formación, visibilidad, reconocimiento), su situación (soledad, incomprensión, abandono, precariedad) y su conexión con las políticas públicas más cercanas.

Ahora, pasados unos años, nos enfrentamos a otro tipo de desafíos (esto no quiere decir que los demás retos no sigan existiendo, es más, en algunos casos se han ido agravando sus problemáticas en parte por no contar con plataformas de defensa de sus derechos). Algunos retos que creemos no tienen vuelta atrás y que tenemos por delante (sobre todo por el pulso que ha echado la ciudadanía pero no sólo) son: las relaciones de la ciudadanía con los poderes públicos, los nuevos marcos y las nuevas institucionalidades, la defensa de los derechos culturales (participación, acceso, creación y disfrute), las nuevas políticas culturales, la transparencia y la rendición de cuentas o el mismo concepto de “cultura”(recurso vs derecho). Creemos que es un momento apasionante.

Los últimos tiempos no han sido sencillos para la asociación, es más, han sido complicados. Implicarse en un grupo que trabaja por las demás personas significa quitar horas de tu propio tiempo libre. El activismo supone, en ocasiones, dejar de ser activista de tu propia vida. Y hay veces que lo puedes hacer y hay otras veces que por distintas circunstancias (personales, vitales o laborales) lo hace inviable. En la naturaleza de un colectivo reside su capacidad de adaptación al medio pero la selección natural en nuestro caso impide que ningún naturalista inglés nos vaya a cerrar el paso ya que nos seguiremos reproduciendo porque conocemos cómo funciona el frágil ecosistema cultural de este territorio. Quizá no podamos hacer tantas cosas como nos gustaría; seguramente algunas de las cosas que proponemos hacer finalmente no las podamos llevar a cabo; otras nuevas surgirán de nuestro quehacer diario (no todo depende de nosotros). Pero las que hagamos las haremos con la máxima honestidad y la máxima responsabilidad, sabiendo siempre cuál es nuestro campo de batalla y en qué bando estamos (perdón por el símil bélico pero es muy gráfico desgraciadamente, PROCURA siempre ha creído –y seguirá creyendo- en los consensos y en el uso de la palabra como armas de destrucción masiva).

La actual Junta Directiva está estructurada de la siguiente manera:

Presidencia: Saúl Esclarín.
Vicepresidencia: Pilar Barrio.
Secretaría: Pilar Mas.
Tesorería: Estela Rasal.
Vocalías: Diego Garulo, Cristina Laborda, Eva San Martín y María Tosat.